El buen M. Manson resulta ser más que un rockero provocador trasnochado, aquí unas muestras:
Deduje que el sufrimiento del que querían liberarse a fuerza de rezos era un sufrimiento que se habían impuesto ellos mismos, y ahora nos lo querían imponer a nosotros. La bestia que tanto temían era en realidad ellos mismos: era el hombre, no un demonio mitológico, y el que acabaría destruyendo al hombre. Y esa bestia había surgido de su miedo.
Aunque permanece como símbolo de la belleza y el glamour, Marilyn Monroe tiene un lado oscuro, al igual que Charles Manson tiene un lado bueno e inteligente. el equilibrio entre lo bueno y lo malo, y las opciones que tomamos entre ellos, son probablemente los aspectos más importantes que forman nuestra personalidad y humanidad.
La manifestación más reciente de la costumbre antediluviana por parte del hombre de autodestruirse con su propia ignorancia, sea ciencia, religión o drogas.
Si actúas como una estrella de rock, te tratan como tal.
Quería ser fuerte e independiente, pensar por mí mismo y ayudar a los demás a pensar por sí mismos.
Lo cierto es que la adicción poco tiene que ver con el tipo o la frecuencia de drogas que se toman. Hay otros factores, como hasta qué punto dejas que te gobiernen la vida y tu habilidad de funcionar con normalidad sin ellas.
Siempre ha existido un toma y daca entre no comprometerse por un lado, y, por el otro, conocer tus límites y sacarles el máximo partido.
Quería denunciar... lo fácil que es hablar de tus creencias cuando en realidad lo que cuesta es vivir acorde con ellas.
Intentaba señalar que cuando nuestros padres nos ocultan la verdad, perjudica más que si nos expusieran a cosas como M. Manson.
Casi todas las personas con que me había cruzado en la vida comprendían mal el satanismo. No se trata de sacrificios rituales, de exhumar tumbas ni de venerar al diablo. El diablo no existe. El satanismo consiste en venerarte a ti mismo, porque eres responsable de tu propia bondad y maldad. La guerra del cristianismo contra el diablo siempre ha sido una lucha contra los instintos más naturales del hombre -el sexo, la violencia, la satisfacción personal- y un rechazo de la idea de que el hombre pertenece al reino animal.
La larga huida del infierno, M. Manson (2000)