Alejandro Jodorowsky dice, con respecto a lo que propone en todo su trabajo:
"Lo que digo es cierto... hasta cierto punto, según lo que yo sé, y a riesgo de equivocarme."
Seguiré esta posición, esta actitud, no sólo en este blog, sino en todo lo que implique mi desempeño personal y profesional.
He invitado a dos o tres amigos a que colaboren con entradas personales en este blog, y que escriban lo que les dé la gana. Que escriban lo que les salga del alma o de alguna parte específica del cuerpo, cualquiera que se encuentre en ánimo comunicativo.
Para terminar lo de hoy: En alguno de sus libros (La danza de la realidad, creo) Jodorowsky comenta: "el día que se quemó mi casa yo fui feliz". Habla de haberse librado de un universo opresivo, muy cercano, íntimo, pero que pesa tanto que la única manera de liberarse es una gran conflagración (no digo que Jodorowsky hubiera quemado su casa, eso fue, como el dice la magia de la realidad, el llamado imparable de los signos). El joven Jodorowsky se quedó sin casa, pero se puso a "construir" otras opciones. Basta de lamentaciones y a ponerse a trabajar (Lammoglia dixit).
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