viernes, 20 de noviembre de 2009

Cosas que pasan



Al ritmo de tus días,

al flujo de tu tiempo, vela que dominas.

Al vaivén que marcas, caprichosa, amor,


a tu calor, me arrimo.


Flor de pradera: de ti necesito.


De tu esencia me impregné


y ahora estoy atado a ti,


y el sulfuroso reclamo


es el deseo que por ti siento.


Deseo de tus noches mientras duermes,


deseo de tu latir y de tu aliento,


y al abrigo de tus besos


adentrarme en un camino que tras de mí se borre.


Si tu bendita presencia


es la ofrenda ante el altar,


el agua de tu caudal


es la querencia animal.


A este desbordado antojo,


a este musgo de la roca donde me alojo.


En el panal de tus cuevas puedo ocultarme y brotar,


y en tus recónditas curvas puedo poblarte y amar,


desde tu tobillo moreno


al sonido de la trenza de tu largo pelo.


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