miércoles, 13 de febrero de 2008

Afecto familiar

Cremamos al abuelo. Dispersaríamos las cenizas, como era su voluntad. Ese día hacía mucho viento. La tía Aurora por poco se intoxica por haberse tragado una buena parte del abuelo que el viento se llevaba... Como queríamos tanto al abuelo, ahora no podemos dejar de ver con mucho más respeto y cariño a nuestra tía.



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